
Pero la OCDE, el club de los países con economías desarrolladas, cree que muchos de los actuales empleos sí acabarán automatizados. Eso sí: también espera que otros puestos de trabajo nuevos que solo los humanos pueden ejercer nacerán al mismo tiempo y paliarán la situación.
El problema, según advierte en su último informe, es que los países deben tomar medidas para garantizar que sus ciudadanos están preparados para asumir sus nuevos papeles en el mercado laboral.
La advertencia es más clara en el caso de España: es uno de los países con más empleo en riesgo de ser automatizado —uno de cada cinco puestos de trabajo— y presenta bastantes carencias para hacer frente a este reto.
“A pesar de la ansiedad por la destrucción de empleos provocada por la globalización del cambio tecnológico, es improbable que se produzca una fuerte disminución del empleo”, señala el organismo en un informe publicado este jueves y presentado en Alemania.
“En general, la cantidad de puestos de trabajo va en alza y si bien algunos pueden desaparecer (el 14% tiene un alto riesgo de automatización), otros surgirán”, explica. Pese a mostrarse en líneas generales moderadamente optimista, la OCDE admite que la transición no será fácil y que “sin una acción inmediata”, la brecha entre la población que puede encontrar trabajo y la que no, crecerá.
Labores que ahora se hacen a mano en fábricas o plantas industriales terminan gestionadas por cadenas automatizadas, que exigen mucha inversión pero reducen los costes de laborales. Servicios que antes precisaban de una extensa mano de obra para atender al público o gestionar pedidos, ahora se pueden sacar adelante con una sola persona y un ordenador.
La automatización y la tecnología avanzan. Y los países no están preparados por igual para el cambio. De media, el 14% del empleo de los países de la OCDE (lo conforman 36 economías) están en riesgo de automatización. España está en la parte alta de la tabla, con el 21,7%. Además, de media en la OCDE otro 32% del empleo sufrirá “una transformación radical por el avance de la tecnología”.
El organismo lanza una larga lista de alarmas: la población de las economías avanzadas está envejeciendo y en 2050 se espera que 53 de cada 100 habitantes de los países de la OCDE tenga más de 65 años (ahora son cerca de 30); Seis de cada 10 trabajadores no tiene las habilidades adecuadas para el nuevo empleo que llega; la formación no la recibe la población laboral que más la precisa; y los sistemas de protección social se han quedado obsoletos para muchos grupos, lo que eleva las tasas de trabajadores pobres.
España, en una zona de alto riesgo
Con el avance de la tecnología y la robotización, España tiene una perspectiva bastante complicada: es uno de los países donde mayor porcentaje de empleos corre el riesgo de ser sustituido por autómatas.
En su caso, el 21,7% de los puestos de trabajo registra un “alto riesgo de automatización”. Entre los países que analiza la OCDE, “solo Grecia, Eslovenia y Eslovaquia presentan un riesgo mayor”, avisa. Además, otro 30,2% de los trabajadores ocupa puestos con una elevada probabilidad (que cifra entre el 50% y el 70%) de sufrir una profunda transformación.
El análisis de riesgos y fortalezas arroja varios toques de atención a España, sobre todo por la dualidad del mercado de trabajo que existe entre temporales e indefinidos y entre jóvenes y mayores.
La OCDE calcula que en España, solo el 45% de los empleados temporales y el 32% de los trabajadores por cuenta propia participan en alguna formación al año, frente al 56% de los empleados con contrato indefinido y a tiempo completo.
Fuente El PaísZona de los archivos adjuntos