
Enamorarse en tiempos migratorios no es nada fácil, Venezuela lo vive a diario, parejas jóvenes que emigran juntas, otras que emigran a destiempo para minimizar los riesgos económicos, noviazgos que terminan por que uno de ellos se va, crecen los matrimonios de venezolanos (as) con otras nacionalidades, en fin, parejas que se han fortalecido con este experiencia y otras que simplemente se han desvanecido, lo cierto es que detrás de cada pareja de emigrantes hay una historia, hoy con motivo del “Día de los Enamorados” juntamos a 3 parejas venezolanas que quisieron compartir experiencia:
Vanessa y Dario
Vanessa y Dario, es una hermosa pareja de jóvenes venezolanos, ambos profesionales de la fisioterapia, seis años de noviazgo y dos años y medio de casados. Llegaron a España en septiembre del año 2015, buscando una mejor calidad de vida y un mejor futuro personal y profesional. “Sin dudarlo se nos hizo menos difícil venirnos en pareja” explica Dario, “Por muchas razones, primero que nada, el apoyo uno del otro, desde las cosas más sencillas como encontrar una dirección, buscar un trabajo y no conseguirlo…otros ejemplos, en el caso de alquilar una habitación o piso nos favoreció ser dos, en cuanto a gastos y apoyo económico todo ha sido mucho más llevadero. El trabajar en lo mismo en este país no nos ha ayudado mucho por razones de contratos y condiciones que son muy parecidas y es llegar a fin de mes sin mucha diferencia uno del otro, pero le hemos sabido sacar partido trabajando en horarios que colegas no cogen o trasladándonos hacia un paciente que se encuentre alejado geográficamente y así hemos sacado extras y aparte que es lo más importante nos hemos ganado la confianza y el respeto de nuestros jefes o grupos de trabajo”.
Y continua: “Algo que hemos aprendido es a no decir que no a nada. Sentimos sin duda que fue la mejor decisión venirnos juntos. también al ser una pareja joven buscamos una estabilidad para tener un mejor futuro y llegar a tener hijos juntos, pero todo en su momento. Creo que la clave ha sido estar claros que llegamos a un país nuevo y colocarnos prioridades, nos ha ayudado a ir paso a paso logrando nuestros objetivos”.
“Si podemos dar un consejo como pareja para ayudar al que esta llegando sería, ese: no apresurarse en las decisiones y establecer tareas u objetivos para ir escalando hacia lo que en verdad uno desea hacer aquí. No siempre será lo que buscas o a lo que estas acostumbrado pero fijar que es para llegar a ese objetivo que buscamos” puntualiza Vanessa.
Francys y Rúben
Rúben es nieto de italiano, así que con la ventaja de ser ciudadano europeo, tomaron la decisión de radicarse en España por ser de habla hispana. Ambos tiene un hijo de 3 años. Él se vino a Madrid y luego se radicó en la ciudad de Valencia desde hace 4 meses, Francys y el pequeño se quedaron en Venezuela, tienen planificado venirse cuando él tenga trabajo fijo. Hasta ahora, nos comenta, “solo he trabajado en periodos de prueba sin quedar en ninguno, y estoy consciente de que puede tardar un poco más en obtener empleo. Vivo en una habitación en las afueras de Valencia, ha sido emocionalmente agotador, sin embargo sé que es lo más conveniente para los 3 y pronto estaremos juntos nuevamente disfrutando de seguridad, trabajo y de momentos en familia”.
Mi esposa aún trabaja en Venezuela y estará activa hasta que los pueda traer, esperemos que en poco tiempo, lo más duro sin duda, estar lejos de mi hijo y perderme esos momentos que solo a los 3 años se viven, todo esto es por él”.
Gracias a la tecnología se mantienen comunicados y pendientes uno del otro. Esperamos que Rúben pronto nos cuente que están juntos nuevamente.
María Elena y Rafael
Esta pareja tiene más de 20 años de casados, 3 hijos adolescentes, sus edades: 12, 16 y 19 años, de su proceso migratorio nos cuentan “Nada fácil al principio, duramos 2 años y medio prácticamente en el “limbo”, no encontrábamos, por varias razones, la edad una de ellas, así que tomé la decisión de convertirme en autónomo, trabaje en una empresa de envíos, luego en una pizzería, hasta fui instalador de cocinas. Mi esposa fue dependienta, empaquetadora en una fábrica en las afueras de Madrid y hoy día da clases de inglés a domicilio. De esta historia hace ya 5 años, actualmente con un trabajo estable en una compañía de alimentos, nuestros 3 hijos estudiando, nos sentimos satisfechos. si me preguntan cual fue nuestra clave, les diría sin pensarlo: mantenernos unidos y sobre todo el hacernos “el quite” el que no trabajaba atendía la casa, hacia tareas, en fin, conformamos un equipo y eso se tradujo en éxito.
Muchas las historias de amor venezolanas que admirar, emigrar en una gran prueba de cariño, solidaridad, respeto y confianza. Amores nuevos y amores para toda la vida, en fin amor del bueno, que lo podemos traducir en AMOR VENEZOLANO.