
Autor: Ana Rodríguez
Aunque en Semana Santa el País Vasco no es tan conocido por su religiosidad como otras regiones de España, sino más bien por la visita de innumerables turistas provenientes de todas la regiones de la Península y Europa, ávidos por disfrutar de su gastronomía (que goza de prestigio internacional), entre los que destacan los pintxos y el txacolí (vino blanco con uva de la costa vasca); su particular clima, su geografía y su gente, merece la pena resaltar algunas de las celebraciones más conocidas en algunas de sus provincias.
En Vizcaya, el Vía Crucis Viviente de Balmaseda, uno de los más famosos del Norte de España, protagonizado por los propios vecinos de la localidad y en el que actúan cerca de 500 personas. Recrea La Ultima Cena, la Oración del Huerto y la aprensión de Jesús el Jueves Santo, para luego dar paso al Juicio de Pilatos, el ahorcamiento de Judas y la crucifixión. Ya en la capital bilbaína destacan la Procesión del Nazareno, que recorre el barrio de San Francisco al ritmo de coplas dedicadas a las imágenes y la Procesión del Silencio que tiene lugar en el Casco Viejo.
En Guipúzcoa es notable la Semana Mayor de Azkoitia, célebre por la procesión del Santo Entierro, la noche del Viernes Santo donde el silencio estremecedor es irrumpido por la presencia del sepulcro de Cristo y la Dolorosa, quienes recorren las calles, custodiados por soldados que marchan al sonido del golpe de sus lanzas en el suelo.
En la localidad de Hondarribia, el pueblo participa de manera masiva en múltiples celebraciones dando mayor importancia al Viernes Santo, donde a las cinco de la tarde, los locales y foráneos pueden presenciar el descenso de Cristo crucificado, que se encuentra debajo de una inmensa cortina de negra.
Por último, en la provincia de Álaba resalta la popular Quema de Judas, entre las procesiones que recuerdan la muerte y resurrección de Jesucristo, en localidades como Salinas de Añana, Baños de Ebro o en Lagrán. En lugares como Moreda de Álava, Judas Iscariote arde junto a la “Judesa” en una hoguera, sin dejar lado el concurrido Domingo de Ramos, en Vitoria, capital del País Vasco donde un gran número de fieles asiste a bendecir su palma en la Catedral Nueva.