
A tan solo pocas semanas para que inicie el verano, la primavera presenta un comportamiento más propio del otoño, con fuertes tormentas, temperaturas por debajo de la media y granizadas, lo que ha propiciado que el abrigo siga presente en los armarios, y de momento, todo apunta a que mayo terminará así.
Las tormentas serán protagonistas en los próximos días, por lo que la primavera está siendo muy “inestable” por el anticiclón, lo que favorece la llegada continua de borrascas del Atlántico a España.
Todavía no se ha producido “ningún avance del verano”, tan típicos de esta estación, y hasta el momento, lo más extraño es la situación predominante de una primavera muy primaveral, nada veraniega, que, por inusual, sorprende a los ciudadanos.
Para esta semana, la situación de inestabilidad será como la de días anteriores de lo que los expertos denominan una DANA -depresión aislada en niveles altos- enfrente de Portugal, y que a partir del miércoles alcanzó el Golfo de Cádiz.
Con la llegada de la DANA volverá a aumentar el riesgo de tormentas generalizadas por el interior, norte y este peninsular, aunque aún es precipitado asegurar su recorrido.
Igualmente no se aprecia una estabilización de la atmósfera que dé lugar a un cambio “radical en la situación”, más bien, esta semana también terminará con bajas presiones que, probablemente, se extiendan a la siguiente.
Sería “muy arriesgado” afirmar que esta circunstancia se deba a un cambio en los patrones atmosféricos debido a que las tormentas y chubascos, acompañados de los vaivenes de las temperaturas, entran dentro de la variabilidad climática normal de la península.
Esta situación ha generado que las temperaturas estén entre 2 y 4 grados por debajo de la media en la mitad sur peninsular y en unos 2 grados en el centro peninsular, aunque, en los próximos días se prevé una importante caída de los valores, entre 8 y 10 grados, sobre todo en el oeste e interior peninsular).
Este escenario en la península contrasta con los grados alcanzados los últimos días en el norte de Europa, donde el verano parece definitivamente asentado con máximas inusualmente elevadas (25/30 grados) en Noruega, Finlandia, Suecia y norte de Rusia.
Ese cambio de los patrones puede estar relacionado con el calentamiento global, vía cambios en corrientes oceánicas, o con la circulación general de la atmósfera, ya que al parecer, la fórmula de circulación atmosférica a la que estamos acostumbrados ha ido cambiando y cambiará más en un futuro no muy lejano.
Por el contrario, no es tan corriente tener temperaturas tan frescas, y sobre todo está la tendencia de que este año sea la llegada de incursiones de aire más frío de lo habitual desde el noroeste y norte.
Para este final de mes, se presentarán para la llegada de borrascas atlánticas, temperaturas de mar más frías, un suelo empapado de agua y un gran deshielo en las semanas que se avecinan.
Fuente El Mundo