
José Luis Martínez-Almeida ha sido proclamado nuevo alcalde de Madrid, con 30 votos, que representa la mayoría absoluta, en un Pleno que ha visto renovado más de la mitad de sus 57 concejales, con la entrada de una nueva formación política (Vox) y algunos nuevos concejales en los cuatro grupos municipales ya existentes en el consistorio (PP, PSOE, Más Madrid y Ciudadanos).
José Luis Martínez-Almeida de 44 años y su familia -tiene 5 ahijados y es el pequeño de seis hermanos- creen que ser alcalde de Madrid es “un orgullo”.
Sus sobrinos han manejado las redes sociales para impulsar la candidatura del padrino, “tío Pepito”, a una de las alcaldías más significativas de España y a la que llega en un momento dulce para la marca Madrid.
Su habilidad como orador es reconocida tanto por los ediles de su partido como por los de otras formaciones políticas.
“Es divertido, tiene retranca y maneja bien la improvisación”, apuntan ediles de la anterior corporación.
A él le afecta poco Madrid Central, sus desplazamientos por la ciudad los hace en moto, pero ha sido azote de la exalcaldesa Manuela Carmena con respecto a este tema.
Se comprometió, desde que fue elegido candidato para presidir el Ayuntamiento por el Partido Popular, a modificarlo.
Lo que no se sabe es si a partir de que tome el bastón de mando dejará que todos los vehículos circulen por la Gran Vía, introducirá pequeñas modificaciones o lo mantendrá tal como funciona en estos momentos.
Pablo Casado lo eligió para recuperar el poder en uno de sus tradicionales bastiones.
Ha dado la sensación que se mantenía en un segundo plano, como si la cosa no fuese con él, pero ha estado perfilando hasta el último detalle.
Sacó las oposiciones de abogado del Estado y trabajó como tal en varias ciudades españolas.
Procede de una familia monárquica y con una larga tradición jurídica, aunque en su árbol genealógico un abuelo al que le gustaba la farándula: José Luis Navasqüés, dueño de los estudios Chamartín, que logró el Oso de Plata en la Berlinale de 1955 por la película Marcelino pan y vino. La estatuilla estaba en las estanterías de la casa familiar.
Para Martínez Almeida este está siendo su mejor año, pero también el peor: su madre, a la que estaba muy unido, falleció hace unos meses.
Este hombre, de misa dominical, forofo del Atlético de Madrid y aficionado al golf, no es tan gris como pudiera parecer.
Domina la escena tanto en los mítines, en los que le gusta introducir algún toque de humor, como en sus intervenciones plenarias.
Hoy ha dicho dice adiós a la oposición y se pasa al gobierno de la ciudad. Y no de cualquier ciudad, sino de la suya, Madrid.