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Te vas, te despides, pero jamás rompes con tus raíces por qué eso define quien eres, ahora viene adaptarse. Es como cuando le cambias la maceta a una planta no deja de ser sábila, solo cambió de matero y se adaptó.
Esta es realmente una de las etapas más duras, sobre todo si viajas solo. Dar y recibir tantos abrazos, escuchar “el Dios te bendiga”, “cuídate”, “llámame cuando llegues”, “no nos olvides”, “llévate este cristo, este mapa de tu país, tu bandera, un rosario”… “No llores más” y la dura pregunta del antes y el después “¿Cuándo vuelves?”, un enigma para el que se va y el que se queda. Nadie sabe cuántos días, meses o años pasarán.
Múltiples son los destinos de quienes se despiden de sus padres con el título bajo el brazo; las familias que dejan sus cosas y los que vendieron todos por emprender...La meta de todos resumida en una palabra “surgir”.
Así que lleva tus recuerdos en la mente, el amor de tus seres queridos en el corazón y las ganas no las pierdas que de sueños se viven y para que sean reales hay mucho camino que labrar, pero no dudes de ti que sí se puede...
Hoy coges tus maletas llenas de sueño para iniciar esta nueva etapa de tu vida, eso que sientes y dices hoy Voy a Emigrar... Hoy das el primer paso de muchas que formarán las bases de eso que tantos anhelas “salir adelante, crecer profesionalmente, desarrollarte en un lugar mejor”. Así que hay mucho que agradecer a todas esas personas que participaron para que esta parte del sueño fuese hoy por hoy tangible.
Nunca perderás tu esencia y ni de golpe o porrazos olvidarás de dónde vienes. Ahora la cuestión es adaptarse y conocer en carne propia la cultura, las diferencias y aprender a vivir, convivir y tener una nueva oportunidad.