
Las compañías alertan de que si se aplica la norma el año que viene como está previsto se producirá un caos aeroportuario porque obligaría a reasignar los permisos de despegue y aterrizaje (slot) de tres de cada cuatro vuelos con origen o destino en la UE.
Las aerolíneas han exigido a la Comisión Europea que paralice su plan de suprimir en 2019 el actual sistema de dos cambios horarios al año en los países de la UE, o en su defecto, que aplace hasta 2021 la decisión de eliminar el cambio de hora en toda la UE.
La pesadilla se extendería a los 104 aeropuertos más congestionados de toda Europa, entre los que se encuentran los 13 aeródromos españoles más importantes. Los ministros de Transportes de la UE debatirán hoy el asunto en Austria.
Las aerolíneas, a través de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), que agrupa a 290 compañías de todo el mundo, negocian a contrarreloj con las autoridades europeas la paralización del plan.
Argumentan que las aerolíneas tienen que planificar al menos con dos años de antelación los slots que permiten sus operaciones, divididas en la temporada de verano y la de invierno, coincidiendo con los dos cambios horarios de la UE, informaron a EL PAÍS fuentes de IATA y de Aceta, la asociación española de aerolíneas.
Si esos cambios se eliminan en verano de 2019 sería imposible replanificarlos, con lo que se perderían miles de vuelos y conexiones, causando un daño irreparable a las compañías aéreas.
La primera opción de las aerolíneas es mantener el actual statu quo. Pero si finalmente la Comisión aprueba eliminar los cambios horarios, han elaborado un plan b con tres peticiones. La primera es solicitar que se les conceda una prórroga de 18 meses para adaptarse al horario único, hasta la temporada de verano de 2021, que comienza con el cambio horario del 28 de marzo.
La segunda demanda es que, en el supuesto de eliminar los cambios estacionales, se acojan al horario de verano, ya que exigiría menos cambios en los slots puesto que la temporada estival para las compañías concentra el 70% del tráfico debido a su mayor duración –siete meses frente a los cinco de la de invierno– y por el mayor número de vuelos.
La tercera exigencia de este plan b es que, en caso de suprimir los horarios, todos los Estados se acogieran al mismo, es decir, se sincronizarían en toda Europa, en lugar de la opción planteada por algunos Estados de elegir el sistema horario a voluntad.
Fuente: El País