
La madrugada de este domingo, 28 de octubre, finalizó el horario de verano, a las 3.00 horas se retrasaron nuevamente los relojes y volvieron a marcar las 2.00 horas en España, recuperando así el horario de invierno, de acuerdo con la Directiva Europea del Cambio de Hora que se aplica en todos los Estados de la UE.
El cambio de hora podría ser el último cambio a horario de invierno, después de que la Comisión Europea lanzó este verano una consulta europea para que los ciudadanos emitan su voto a favor en contra del cambio horario.
Las primeras disposiciones sobre el horario de verano se adoptaron en Europa en 1980 y desde el año 2000, con la mencionada directiva, quedaron establecidas las reglas que marcan su inicio en marzo y su finalización en octubre.
¿Por qué cambiamos la hora?
La culpa la tiene la directiva comunitaria 2000/84/CE, por la que el último fin de semana de octubre atrasamos una hora el reloj para pasar al horario de invierno, y el último fin de semana de marzo adelantamos una hora para pasar al de verano.
La idea es adaptar nuestros horarios a la luz natural y lograr así un ahorro energético, aunque son muchos los que dudan de que dicho ahorro se llegue a producir. Sí, tenemos más luz por la mañana, pero a cambio tenemos menos luz al salir de trabajar. De hecho, los estudios consultados por la Comisión Europea indican que el ahorro de energía es marginal, entre el 0,5 y el 2,5%. A eso hay que sumar, además, su impacto en los biorritmos humanos (en forma de cansancio o falta de concentración) durante los días posteriores al cambio de hora.