
A los venezolanos les gusta bromear con que sus apreciadas arepas son tan populares que los bebés salen del vientre de su madre con estos panes de harina de maíz ya en la mano.
Ahora que millones de personas huyen de la crisis en su país, se llevan con ellos su platillo más ubicuo.
Muchos están encontrando en estas masas de harina de maíz una forma ideal de ganarse la vida en un país extranjero. Otros cambian los rellenos tradicionales por sabores locales, en un guiño a sus países de adopción.
“Para nosotros, la arepa representa Venezuela”, dijo Alejandra Castro, que abrió un negocio de arepas en Buenos Aires, Argentina. “Nuestra cultura, nuestro alimento del día a día. Lo que más extraña y lo que más anhela es una arepa”.
El auge de las arepas a nivel internacional coincide con un declive de su consumo en su país de origen, sumido en una dura crisis financiera peor que la Gran Depresión de Estados Unidos, y que ha hecho hui a unos 4 millones de personas.
A menudo, los migrantes se ven obligados a alcanzar un compromiso entre la añoranza por el sabor auténtico de casa y la necesidad de ganarse la vida y ofrecer sabores más locales.
Ahora, los venezolanos en Bogotá sirven arepas con sabores colombianos como el chorizo local y frijoles rojos. En Lima rellenan las masas con lomo saltado, una ternera marinada y salteada típica de Perú. Y en Argentina, una empresa añade un toque de salsa chimichurri.
Los venezolanos, dados a buscar el humor en medio de la crisis, comparten en medios sociales las creaciones, en ocasiones cómicas, que resultan de la harina mexicana.
Los primeros migrantes que huyeron de la escasez en Venezuela tuvieron problemas para conseguir harina de maíz blanco en tierras lejanas como España y Argentina. Pero en estos tiempos, cada mes abren nuevos restaurantes de arepas en el extranjero y reciben palés de ingredientes venezolanos, a menudo producidos en Estados Unidos y otros países.
“Ha resultado la inesperada y hasta ‘sabrosa’ contraparte gastronómica de una tragedia humanitaria”, escribió hace poco la periodista venezolana Vanessa Rolfini.
En cierto modo, estas experiencias reflejan los obstáculos que encuentran los venezolanos al intentar integrarse en nuevas culturas.
Quien que no sea venezolano, alguna vez imaginó ver una bandeja paisa en la arepa!.
Fuente El Nuevo HerladZona de los archivos adjuntos