
La imagen de Divina Pastora tiene su principal centro de culto en Santuario de Santa Rosa, en un pueblo (Santa Rosa) cercano a Barquisimeto, Estado de Lara. El 14 de enero la imagen se traslada en una procesión multitudinaria a la Catedral de Barquisimeto, desde la iglesia de Santa Rosa.
El recorrido tiene una distancia de 7,5 kilómetros, comenzando con una misa a las afueras del templo de Santa Rosa sobre las 10:00 de la mañana. La Virgen comienza el peregrinar a las 11:30, y la procesión tiene una duración de 7 horas. Hay diferentes paradas por el camino, como la tradicional parada en la plaza Macario Yépez.
La Devoción
Los orígenes de la devoción por esta advocación en Venezuela se ubican en 1706, cuando se extendió a los llanos de Caracas con la llegada de los capuchinos. Aunque no existen registros exactos del año en que comenzó la veneración por la Divina Pastora en el estado Lara, cuentan que hacia el año 1740, el Vicario parroquial de la iglesia de la Inmaculada Concepción -ubicada en el centro de Barquisimeto- quiso incorporar a su iglesia una imagen de la Divina Pastora, ya que había conocido esta advocación en la Catedral Metropolitana de Caracas.
Ambos sacerdotes consignaron sus solicitudes en un solo documento a un mismo escultor. Los envíos se hicieron y los cajones contentivos de las imágenes llegaron al mismo tiempo, pero cambiados, es decir, la Divina Pastora llegó a Santa Rosa y la Inmaculada Concepción a la parroquia Concepción (siendo la analogía del nombre una posible causa de la confusión).
Cuando el párroco de Santa Rosa abrió el cajón y se dio cuenta de lo sucedido, ordenó a los indios a su servicio que lo cerraran y lo llevaran a la parroquia Inmaculada Concepción, pero para el asombro de los presentes ocurrió un hecho inusitado, calificado como un milagro: El cajón se puso pesado y por más esfuerzo que hacían los indios para cargarlo no fue posible levantarlo del suelo de la iglesia. Este raro acontecimiento fue interpretado como una señal del cielo de que la Divina Pastora no se quería ir de Santa Rosa y, por ende, obedeciendo esa señal, el padre Bernal determinó que la imagen se quedara en propiedad de la iglesia del pueblo. Por supuesto, el párroco acepto de muy buena manera esta decisión y fue así como la imagen de la Divina Pastora, desde mediados del siglo XVIII, fue incorporada a los altares de la iglesia en Santa Rosa del Cerrito.
El Milagro
En 1835 el presbítero José Macario Yépez, fue designado Vicario Foráneo de Barquisimeto. Dos años después fue nombrado Cura Interino de la iglesia Inmaculada Concepción y al poco tiempo, pasó a ser el párroco responsable del acontecer eclesiástico de toda la parroquia. Fue un vicario que, además del ejercicio dinámico de sus funciones, tuvo una dilatada y conocida trayectoria publica, por lo que supo ganarse el respeto y el aprecio de todos los estratos sociales de la colectividad barquisimetana.
En 1856 llegó a Barquisimeto la epidemia de cólera que azotaba el país. Como el contagio y el número de fallecidos aumentaba cada día, el padre Yépez decidió enfrentarla, convocando el 14 de enero de ese mismo año a una rogativa en el sitio de Tierritas Blancas, donde habían colocado días antes, para la protección de los pobladores, una Cruz Salvadora. Impartió instrucciones para que se hicieran las gestiones necesarias, con el fin de traer al sitio la imagen de la Divina Pastora desde Santa Rosa y la del Nazareno desde la iglesia de la Concepción. Buscaba realzar la rogativa, promoviendo el encuentro de ambas imágenes ante la Cruz Salvadora. El Nazareno llegó primero y la gente, de rodillas, esperó pacientemente la llegada de la Divina Pastora. El padre Yépez, acompañado del presbítero José María Raldiriz, su amigo y colaborador más inmediato, presidió la ceremonia mientras los feligreses oraban, implorando el cese de la epidemia. Dicen que a partir de ese día la epidemia comenzó a perder su intensidad y hubo menos víctimas. Culminó la ceremonia ante la Cruz Salvadora y la imagen sagrada no regresó a su iglesia, sino que fue llevada a la iglesia Concepción, donde fue recibida por el Padre Yépez quien había ofrecido dar una plática para concluir a lo grande la rogativa. Sus palabras resonaban en la iglesia, suplicando la ayuda celestial y exhortando a los fieles a que acudiesen confiadamente ante la Divina Pastora para implorar su amparo y protección, cuando de repente, en mitad de su discurso, el sacerdote cayó de rodillas ante la imagen de la Divina Pastora y con los brazos en cruz, ofreció su vida para que la epidemia tocara su fin, exclamando: “Virgen Santísima, Divina Pastora, en aras de la Justicia Divina, por el bien y salvación de este pueblo te ofrezco mi vida. Madre mía, Divina Pastora, por los dolores que experimentó tu divino corazón, cuando recibiste en tus brazos a tu Santísimo Hijo en la bajada de la Cruz, te suplico Madre Mía, que salves a este pueblo, ¡Que sea yo la última víctima del cólera”
La epidemia efectivamente terminó, gracias a la intercesión milagrosa de la Divina Pastora y que el padre Yépez, al morir el 16 de junio de 1856, se convirtió en la última víctima del cólera. Fue así como quedó determinado que José Macario Yépez ofreció su vida el 14 de enero de 1856, en un sacrificio pleno de bondad y entrega, para salvar la ciudad de la epidemia de cólera. Esa es la tradición que ha perdurado hasta el presente, grabada en la memoria colectiva de los barquisimetanos.
Visita de la Imagen a Barquisimeto
Cada 14 de enero se realiza una de las procesiónes de la Divina Pastora,o en la que los devotos trasladan la imagen desde el templo de Santa Rosa hasta la Catedral Metropolitana de Barquisimeto para luego visitar las 52 parroquias de la ciudad, tres Vicarias y dos iglesias filiales, para finalmente emprender el regreso a su santuario cada Sábado de Concilio (el día antes del Domingo de Ramos de la Semana Santa).
El recorrido de la procesión tiene un poco más de 7.5 km. dando inicio con la última misa realizada en las afueras del templo de Santa Rosa. La Virgen comienza su peregrinar por la Avenida Lara hasta la Plaza Macario Yépez, punto que en décadas anteriores representaba la entrada a la ciudad. Allí es recibida con una serenata de la Orquesta Mavare. Después de este punto, el recorrido continúa por la Avenida Morán, culminando con la misa de llegada celebrada a lo largo y ancho de la Avenida Venezuela, teniendo diferentes actos culturales y musicales que finalizan una jornada llena de fervor y fe mariana.
El Vestido
Licenciado en Artes Plásticas, diseñador, y larense Alex Apóstol es el modista del traje que usa la Patrona de los Barquisimetanos para esta su visita número 162 a la capital larense.
El diseñador barquisimetano comentó que el vestido fue elaborado en materiales llenos de mucho amor y sentimiento larense, añadió que nunca le otorgaría algo mal hecho a los padres celestiales.
Para ésta creación el diseñador dispuso sobre una base de ciberlina de seda blanca miles de líneas de tul y organza cortadas al bies que hacen alusión a la presencia angelical; su falda cuajada en paillette con un laborioso trabajo en lineas de strass y sobre ellas una figura que remite al Espíritu Santo trabajado en plumas y cristales, sobre su mano el rey de reyes por lo que se adquirió un sublime organdí recamado con swarovski y lineas de plata.
La procesión de la Divina Pastora esta entre las 3 más grandes del mundo, junto a la Virgen de Guadalupe y Virgen de Fátima.