
Conocimientos
El objetivo, en cualquier caso, y sea cual sea el proyecto, es vender. Tu idea, tu producto, tu servicio.
Por eso, quienes ya han recorrido la ruta del emprendimiento recomiendan tener una buena base de marketing y de empresa.
Hay que saber vender tu producto y tu servicio, tienes que entender tu target y saber cómo comunicar tu proyecto, eso es diferencial.
Hace falta también armarse de valor e internarse en el mundo de los números.
Y aunque en esta parte lo recomendable es apoyarse en expertos, toca igualmente hacerse con una buena base para saber por dónde se camina.
Habilidades
En cuestión de habilidades blandas, son dos las que irremediablemente aparecen en primer lugar siempre que se pregunta cuáles son las soft skills más importantes para un emprendedor.
Primero, la resiliencia. Esta cualidad para adaptarse a situaciones difíciles y para volver al estado inicial después de afrontar un episodio adverso es especialmente útil a la hora de montar un negocio,
“sobre todo si es digital, porque en este entorno todo es muy exagerado y voluble”, “Pasan muchas cosas, buenas y malas, y todas suceden muy rápido”.
Y después, la perseverancia, que a veces no es más que cabezonería y que sirve para atravesar el conocido como valle de la muerte, un periodo en el que los indicadores te dicen que no debes continuar.
Formación ¿antes o durante?
¿Hay un momento ideal para formarse? depende del recorrido que se haya hecho antes.
Si se trata de un joven recién salido de la universidad, lo más recomendable es dedicar un tiempo previo a formarse, asegura.
Pero si es un profesional con varios años de experiencia —el perfil más habitual, pues el grueso de los emprendedores tiene entre 35 y 44 años, según el informe GEM— y que ya conoce bien el sector en el que quiere emprender, lo mejor puede ser lanzarse y mientras tanto aprender la pata tecnológica. “Las dos fórmulas pueden ser exitosas, lo importante es que nunca es tarde”.
Fuente: El País