
Elena García Armada (Valladolid, 1971) es una de las investigadoras más reconocidas en el mundo de la robótica española. El interés mediático alrededor de esta ingeniera del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y emprendedora se debe sobre todo a que es la creadora del primer exoesqueleto destinado a niños con enfermedades musculares degenerativas.
“Consigue generar en los niños una motivación infinita. Y esa motivación les permite hacer un ejercicio físico que no se puede obtener con las terapias tradicionales”.
El comienzo de esta historia se debe al encuentro de García, hace casi una década, con los padres de Daniela, una niña de seis años afectada de tetraplejia, según ha contado la científica en distinta ocasiones.
Tras conocer la situación de Daniela, la investigadora decidió orientar su conocimiento y experiencia en robótica al desarrollo de un exoesqueleto capaz de mejorar la vida de niños como ella. En 2010, García puso en marcha “una serie de proyectos de investigación encaminados a ampliar su uso al mayor número posible de niños”. Tres años después, la ingeniera cofundó la empresa Marsi Bionics, creada para facilitar la llegada al mercado de los resultados científicos. “En todo este tiempo se ha hecho un trabajo enorme para conseguir industrializar los dispositivos”, asegura.
Los prototipos que desarrollan García y su equipo “están indicados para enfermedades de tipo neuromuscular”, “Son enfermedades en su mayoría de origen genético y degenerativa. Hay una sintomatología que va variando en el tiempo y es compleja”, agrega. Mientras que la mayoría de los exoesqueletos disponibles en el mercado están destinados a adultos que han perdido el uso de las piernas por accidentes, el modelo de García se dirige específicamente a niños, detalla la ingeniera. Por eso, posee uno verdaderos “músculos artificiales”, explica. “Nuestros exoesqueletos aportan movilidad en todas las direcciones. Funcionan como un pequeño robot, interpretando la sintomatología de la persona en cada momento”.
Los años de investigación han permitido a García obtener tres patentes en Estados Unidos y Europa. Actualmente, el exoesqueleto está a punto de salir al mercado. “Estamos ya muy cerquita, después de estos cinco años”, comenta la científica. Ya se realizaron pruebas clínicas con algunos pacientes en los hospitales San Joan de Déu de Barcelona y Ramón y Cajal de Madrid. Marsi Bionics obtuvo las certificaciones necesarias para la comercialización dentro de la Unión Europea. “Ahora el dispositivo está siendo evaluado por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios”, asegura García.
La investigadora asegura que los equipos científicos españoles en el ámbito de la robótica “están compitiendo en el top ten internacional”, pero los resultados “no llegan fácilmente a la sociedad”
Fuente: El País