
Cuantas veces nos hemos hecho la pregunta, ¿tendré tiempo suficiente para hacer todo lo que deseo? Y ya saben lo que ocurre cuando nos hacemos una pregunta ¿no?, que si estamos atentos a las señales, como mi último post seguro escucharemos, veremos, oleremos; no sé con qué sentido, pero estoy segura que percibiremos la respuesta. Así que, te voy a contar.
Te ha pasado que llega la hora de dormir y te preguntas ¿en qué se me ha ido el día?, te das cuenta que no hiciste nada de lo que tenías planificado, o solamente pudiste adelantar alguna cosa de lo que tenías pendiente. Ya sea que te programes con agenda o no, es bueno tomar conciencia de cómo estas invirtiendo tu tiempo. Hablo de invertir, porque para mí es el tiempo uno de nuestros activos más preciados, es un recurso que no se reemplaza y que avanza a su ritmo del tic tac, es esa unidad de medida que usamos y que avanza segundo a segundo. El día por ejemplo, tiene 24 horas, algo así como 86.400 segundos; esto es mucho matemáticamente hablando, y ¿cómo lo estamos usando?
Esto nos lleva a reflexionar, en el tiempo que nos queda para que nuestros sueños sucedan, nuestros deseos atraer y las metas materializar, porque no tenemos todo el tiempo del mundo, o por lo menos no en esta dimensión, según lo que nos cuentan algunos físicos como el Dr Jean Pierre Garnier Malet, padre de la teoría del desdoblamiento del tiempo, bueno pero ya ese es otro tema. Quiero llegar es a poder revisar en qué estamos empleando nuestro tiempo. Encontré un resumen de un estudio publicado en US News & World Report, el cual me pareció importante. Contando con que el promedio de vida de una persona va de 70 a 100 años de vida, tenemos que: la persona promedio pasa 6 años comiendo, 4 años limpiando la casa, 3 años en reuniones, 5 años haciendo filas, 23 años durmiendo, 17 años sentado, 16 años caminando, 13 años trabajando, 1 año buscando objetos perdidos, 6 meses esperando a que el semáforo cambie a verde, 5 años mirando TV, etc…
Sin embargo, decir que tenemos 100 años de vida para alcanzar nuestros sueños es prácticamente improbable, y dependiendo de la edad en la que estemos en estos momentos, ¿cuánto está quedando? ¿Qué puedo hacer yo para gestionar mejor mi tiempo?, y aquí no me refiero a una acción, sino a una sincronización de nuestra vibración.
Suele ocurrir que actuamos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, pero cuando se hace consciente de que hay muchas áreas de nuestra vida desatendidas, es cuando se comienza a valorar tal activo intangible, porque no puedo comprarle tiempo a nadie, pero si puedo decidir a qué se lo dedico, en función a lo que es prioritario para cada uno. Es así, como la señal de hoy y por la que cambié mi post se debe a que “casualmente”, (lo escribo pero no creo en casualidades, sino en causalidades), me invitan hoy a un taller de “Gestión del tiempo”. Me hizo mucha gracia cuando lo vi, porque llevaba días pensando en cómo organizar mi agenda, este taller me hizo replantearme algo que por ejemplo a mí me ayuda a ver las áreas de mi vida. Me gusta poner en práctica, el ejercicio donde Yo Soy la presidenta de esta gran Compañía llamada “Vanessa”, la cual se compone de múltiples gerencias (salud física mental, ética y espiritual, familia y pareja, formación y desarrollo, social y ocio, y por último profesional). El objetivo de la empresa es llevar una vida plena y feliz, se que para ello debo de tener metas que me ayuden a mantener una buena salud, otras que promuevan el crecimiento intelectual y espiritual, tener claro lo que deseo desde el punto de vista familiar, profesional y financiero; donde también quede lugar para cubrir áreas de esparcimiento y diversión.
Cuando realmente comencé a escuchar a cada gerente y atender a sus solicitudes fue cuando el balance de mi vida experimentó mayores momentos de felicidad, sobre todo porque rompí ese paradigma de que la felicidad radica en nosotros mismos, por ende somos responsables de nuestros éxitos o fracasos. El ignorarlos, trae como resultado frustración, estrés, remordimientos y sobre todo falta de equilibrio en nuestras vidas.
Pero aún falta lo mejor, es que no puedo evitar que se hayan unido mis dos pasiones entre gerencia y desarrollo personal, por lo que deje para un siguiente post el desarrollo de algunos trucos que aprendí en el taller dictado por Mónica Martín Verde, para optimizar nuestro tiempo.
Se nos pasa la vida haciendo listas, programando tareas, siempre tenemos prisa y las varillas del reloj no nos esperan, aun no has terminado algo, cuando te das cuenta de que te falta aquello otro, te mantienes tan ocupado y tan preocupado, que te olvidas de algo… De vivir, porque la vida no se pospone, ni se programa en una agenda, la vida es ahora, detente un rato, porque quien siempre está ocupado se olvida de ser feliz y te distraes de lo que es importante, Tú. Valdrá la pena detenerte un rato, respirar profundo y conectar con el momento presente y sintonizar con tu corazón. La vida es ahora y es un tren que no puedes perderte.