
Muchos venezolanos en poco tiempo han logrado posicionar sus negocios como proveedores de restaurantes y hoteles. Queso llanero, pie de parchita y chuletas ahumadas están entre sus especialidades.
Antes de decidir venirse a Chile, al visitar familiares que ya vivían en el país, César un profesional en Comercio Exterior y su esposa Eurelis profesional de la ingeniería, notaron que faltaban productos ahumados como los que disfruta en Venezuela. Así que al emigrar a Chile, el caraqueño ya tenía pensado que pondría un negocio para explotar ese nicho. Y así nació “La Chacinería”.
Con este emprendimiento abastecen de distintas carnes ahumadas y embutidos, como tocineta, morcilla, chorizos parrilleros, hamburguesas y chuletas ahumadas, a restaurantes y minimarkets venezolanos y hoteles, además de poseer un ” food truck ” en el strip center Portal Colina. Este camión les ha permitido dar a conocer sus productos a los chilenos.
César Ochea señala como su valor agregado un proceso de ahumado “más artesanal” y “menos químico”. De preparar en un inicio 5 kilos a la semana, en 13 meses pasaron a 150 en la actualidad, así, César se declara contento de “luchar porque los venezolanos tengan un poquito de su tierra aquí”, y agradece el apoyo del Centro de Negocios de Colina, y su proveedor de carne.
Como ellos, son varios los venezolanos migrantes que se han dedicado a la gastronomía en Chile, en principio para sus compatriotas, pero cada vez más también para los mismos chilenos.
Igualmente, Irance López (34) lleva dos años y tres meses en Chile, pero recién en enero comenzó a producir quesos. Es contador, pero trabajaba en Santiago como administrativo, cuando notó que la oferta de quesos venezolanos en Santiago no era mucha y había poca competencia.
“Era una necesidad que el venezolano tenía. El desayuno, la cena, se hace con queso”, dice. El más popular es el queso llanero, que se usa rallado sobre pasta, arepas, pabellón y pastelitos, entre otros platos, detalla. Con su esposa y primos, el natural de Maracay, en el estado Aragua, decidió probar suerte y ofrecer afuera de la Vega Central cuajada, un producto parecido al queso fresco. Resultó, y pasaron a vender queso a través de internet. Para ello, arrendaron en un fundo en el sector de Melipilla tanto el lugar como la maquinaria necesaria.
Una característica que diferencia los quesos venezolanos de los que se comen en Chile es que los últimos saben relativamente más dulce. Por eso decidieron llamar a su emprendimiento “El Salaíto”. Irance explica que buscaron la forma de que el queso supiera “lo más parecido al original” que tienen en Venezuela, pese a que el alimento, los cuajos y hasta las vacas son diferentes.
Venden su producto a restaurantes venezolanos, pero buscan expandirse al paladar chileno, especialmente con el queso tipo paisa, que hacen en una versión menos salada que en Venezuela. Empezaron con 15 kilos a la semana, y ahora están produciendo tres veces más. “Chile nos ha recibido muy bien, con grandes oportunidades, y no las hemos desperdiciado”, concluye.
Fuente Economía y Negocios